JUEVES, 29 DE AGOSTO DE 2013 11:13. ESCRITO POR MARTHA BEATRIZ ROQUE
Es todopoderoso y puede infligir el daño que estime conveniente, ya sea dejar cesante a cualquiera, quitándole la posibilidad de sustento de la familia, llevar a prisión a los mismísimos generales bajo cualquier delito inventado -y algunas veces son tan chapuceros que ni falsean las apariencias-, romper lazos de hermandad, y cualquier otra bajeza que les permita seguir detentando el mando.
En particular, la mayor represión la tienen con los que disienten y se oponen, que son don cosas diferentes, ya que una gran parte de la población está en desacuerdo con el sistema, pero lo acepta y no mueve un dedo –públicamente- en contra, aunque en estos momentos no está tan callada como años atrás. Quizás la parte de la sociedad que no se enfrenta hace sus pininos con conciencia por detrás, y son precisamente las cosas que desgastan al régimen, y los que se dedican a observar se han percatado de ello.
Como se sabe, el Partido Comunista de Cuba, según la Constitución de la República, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, por lo que las orientaciones que emanan de él se supone que sean respetadas. Sin embargo no ocurre así.
El 30 de julio, fue el Día de los Mártires de la Revolución, porque en esa fecha de los años 1957 y 1958, respectivamente, perdieron la vida Frank País, Raúl Pujol y René Ramos Latour. En todo el país es una jornada de duelo nacional.
El periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en su primera página de ese día publicó una nota sobre la utilización de la bandera nacional. Explicó que debía estar a media asta, pero además planteó la suspensión de los espectáculos públicos. Sin embargo, se constató que esto se cumplió solo parcialmente a nivel nacional, lo que implica un relajamiento de la disciplina partidista, no solo a nivel de base, sino también en las altas esferas que no fueron capaces de tomar las medidas para que fuera ejecutada la orientación.
Pero al parecer no se trata de un hecho aislado, también este periódico tiene una sección semanal, los viernes, nombrada "Cartas a la Dirección", en la cual se recogen quejas y sugerencias de la población, así como respuestas de los organismos y empresas involucrados. El 16 de agosto, apareció bajo el nombre de "Última queja ante lo mal hecho" una misiva enviada por R. Castañeda Rueda, en la que se refería a dos correspondencias suyas anteriores publicadas por el órgano de prensa.
El problema en cuestión es algo de lo que padece todo el país: la recogida de basura. Quien envió la queja se refiere a un vertedero en el reparto Aldabó, en la capital, de una cuadra de largo a la orilla del río. Según explica "el doliente", algunos de los organismos responsables, entre ellos Comunales, Salud Pública y Recursos Hidráulicos, han desplegado una ofensiva de recogida movilizando buldóceres, carretas y camiones, pero todo sigue igual o peor.
Lo más significativo de esta queja es que el demandante plantea que los vecinos de la zona no creen en los responsables de ese problema, que califica de grave, y no le hacen el menor caso al periódico Granma, lo que significa un desprestigio inmenso y promueve la indisciplina que ya existía y ahora se ha incrementado.
El firmante, cuyo sexo se desconoce pues por nombre pone una inicial, se despide diciendo que al parecer se tendrá que acostumbrar a vivir entre la basura y la pestilencia por la indiferencia de los responsables, lo cual evidencia hasta qué grado de pérdida de valores se ha llegado.
Esto puede estar dado porque el periódico tiene una tirada muy corta, y a lo mejor los que tenían que enterarse en los dos casos no lo hicieron. Lo que sí está claro es que hasta el ciudadano o ciudadana que confió en la eficacia del Partido Comunista de Cuba para intervenir en los problemas y resolverlos, se ha visto muy decepcionado y llegó a una conclusión tardía, pero cierta.
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